domingo, 11 de enero de 2015

Cartel y continuación

El cartel virtual se puede ver aquí.

Aquí está nuestra continuación de la obra:



Germán: No vuelvas a acercarte a mi mujer. Si vuelves a acercarte a ella, te mato.

Claudio: Desde que lo conocí, tuve ganas de ver cómo vivía. Desde la primera clase. ¿Cómo sería la casa de este tío? ¿Quién podría vivir con un tipo así? ¿Habrá una mujer lo bastante loca, una tía tan loca que...?

(Germán da una bofetada a Claudio. Silencio.)

(Germán está sentado en el banco desde donde Claudio solía observar a los Rafa. Piensa en su última conversación con él. Han pasado semanas desde entonces. Ve a Claudio saliendo de una de las casas que se vislumbran desde allí.)

Claudio: Arturo está mejorando mucho, es un niño muy inteligente.

Elsa: Bueno, siempre viene bien un poco de ayuda. La verdad es que nunca se le han dado demasiado bien las matemáticas.

Claudio: Eso puede cambiar.

Elsa: ¿Podrías venir también mañana a las cinco?

Claudio: Claro.

Elsa: Hasta mañana, pues.

(Germán sigue a Claudio hasta su casa para averiguar dónde vive. Lo observa entrar y encender las luces desde la calle. Un rato después, se va. Al día siguiente va hasta la calle en que vive Claudio y se oculta, esperando a que este vaya a casa de Elsa. Lo ve pasar y va a su casa. Llama. Como nadie abre fuerza la puerta y entra.)

Germán: ¿Hola? ¿Hay alguien?

(Registra la casa para ver si hay alguien. Está vacía. Empieza a buscar entre las cosas de la casa, esperando descubrir algo sobre Claudio. Pasan las horas, Claudio vuelve a casa.)

Claudio: ¿Qué está haciendo usted aquí?

(Germán se sobresalta)

Germán: ¿Cuándo has entrado?

Claudio: Esta es mi casa, no soy yo quien debe dar explicaciones.

Germán: Estoy aquí porque no podía... no quería permitir que te entrometas en las vidas de otras familias.

Claudio: ¿Y por eso ha venido a mi casa y se ha puesto a fisgonear? Irónico, ¿no cree?

Germán: Ya que lo mencionas, creo que este es un buen momento para explicar por qué tu padre no está en casa, y de paso por qué no hay nada que parezca pertenecerle. La que supongo que es su habitación está completamente vacía. O quizá te gustaría explicar las cartas de tu madre, y por qué parece que estás viviendo de la pensión que ella te proporciona.

Claudio: No tengo que darle ninguna explicación.

Germán: Puede que a mí no, pero seguro que los servicios sociales estarán muy interesados en descubrir las respuestas a esas preguntas.

(Silencio)

Claudio: Espere. Hablemos.

(Van a la cocina y se sientan)

Claudio: Mi padre murió de un ataque al corazón hace tres años, he estado viviendo solo desde entonces. Mi madre nos pasaba la pensión antes incluso de que él muriera para mantenerme. Él no tenía trabajo, no salía de casa... Mi madre ni siquiera sabe que está muerto. Nadie lo sabe.

Germán: Si nadie lo sabe, ¿dónde has enterrado su cuerpo?

Claudio: Eso, profesor, es algo que ni usted ni nadie debe saber. Nunca.

(Claudio coge un cuchillo que está sobre la mesa y apuñala con él a su profesor, que no tarda en morir. Coge su cuerpo y lo arrastra a la parte trasera de la casa, donde lo entierra. Entra y limpia la sangre de la casa y su ropa.)


Arturo: No entiendo las ecuaciones, son demasiado complicadas.

Claudio: No te preocupes, conseguirás entenderlas.

Elsa: Oh, han denunciado la desaparición de un hombre llamado Germán. Lleva días sin ser visto. Pobre hombre.

Claudio: Estoy seguro de que no está muy lejos.

Continuará.








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